“Antes de rendirnos fuimos eternos” (I. Serrano)
Ahora siempre es abril en esta habitación.
Y llueve.
A las nueve.
A las siete.
A las cuatro.
Y al amanecer
despierto sobresaltada cuando escucho el eco de un murmullo.
Enciendo la luz y te busco,
pero no es tu voz
porque ya no eres tú,
porque ya no somos nosotros,
porque ya solo soy un pedazo de ti que no se recompone.
Ya no hay pisadas
ni recuerdos
ni palabras.
Silencio. Entre nosotros solo hay silencio.
¿Será nuestra manera de existir a partir de ahora?