¿Será esta nuestra manera de existir?

Antes de rendirnos fuimos eternos” (I. Serrano)

 

Ahora siempre es abril en esta habitación.

Y llueve.

A las nueve.

A las siete.

A las cuatro.

 

Y al amanecer

despierto sobresaltada cuando escucho el eco de un murmullo.

Enciendo la luz y te busco,

pero no es tu voz

porque ya no eres tú,

porque ya no somos nosotros,

porque ya solo soy un pedazo de ti que no se recompone.

 

Ya no hay pisadas

ni recuerdos

ni palabras.

 

Silencio. Entre nosotros solo hay silencio.

¿Será nuestra manera de existir a partir de ahora?

Decir adiós es también un principio

Decir adiós es también un principio.

Despedirse es una forma de empezar.

Es saber desnudarnos de la piel

y abandonar aquella

falsa felicidad

temblorosa.

Guardaré durante un tiempo

la verdad de tus labios y

el sexo cargado de poesía.

Las dudas posesivas acecharán

a este cuerpo,

pero me iré alejando de ti

despacio

como una luz en el mar

que te atrapa

pero siempre desaparece.

Dejaré que todo ocurra y

que todo pase,

como pasa la lluvia por el cristal

de las ventanas.

Te aseguro

que existe un lugar donde podré

(tal vez podremos)

volver a ser felices.

No sé dónde ni cuándo,

pero la sensación será parecida

a la de ir descalza

pisando la arena de la playa.