Niña

Niña, deja que te abrace y bese tu vientre

en esta noche oscura.

Permite que seque tus lágrimas

antes de que tus ojos empañen el cielo gris.

Niña, vuelve a casa, que te estoy esperando.

Ten cuidado que el camino es de cal y espino.

Dame la mano, niña, que te ayudo a cruzar el río.

No te mojes los piececitos que el viento es frío.

Pero bajo el rumor de las hojas la niña corre sola, descalza y sin ropa.

Huye como loca de los gritos que la nombran.

Su piel es mármol y su alma está de luto.

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