Felicidades

Ayer fue tu cumpleaños, uno más de entre tantos, el último antes de alcanzar las tres cifras.
Aunque esta vez fue algo diferente: No hubo celebración ni tarta ni regalos.
Tú no soplaste las velas y nadie desafinó cantando a todo pulmón esperando que pidieras un deseo.
De hecho, este cumpleaños se caracterizó por el silencio y la soledad que dejaste. Pero también por tu recuerdo infinito.
Cómo podría olvidar esos ojitos grises que siempre fueron mi debilidad, cómo podría dejar de recordar una parte de mí…
Son demasiados recuerdos, toda una vida de amor y de cariño para ser capaz de asumirlo en tan poco tiempo.
La vida que me quede en este mundo, seguirás cumpliendo años cada 25 de mayo porque te extrañaré cada día y te recordaré en todos los momentos.
Porque nos unen tantas cosas que es imposible separarnos y aun ahora seguimos tocándonos como el cielo con el mar. Porque somos una.
Sigo y seguiré cumpliendo aquella promesa.
Siempre.
T`estimo molt, molt molt…