Volveré con una piel más dorada, marcada por los abrazos del sol, algo inusual en un cuerpo que ha vivido encerrado en tantos inviernos.
Pareceré otra o tal vez la misma, pero tan solo yo sabré quién se oculta tras las palabras que se entremezclan con la arena y el sabor del mar.
Seguiré buscando la dulzura porque nunca he sabido vivir entre tanta sal. Y, aunque no vuelva a ningún lugar, siento que de algún modo regreso donde siempre quise estar.
El caos es especialista en seducir a mi equilibrio, pero hoy mi cuerpo me pide paz y se la voy a dar.