Preguntas sin respuesta

Es difícil deshacerse del yo y declararse culpable ante el espejo. Mejor sonreír ante el objetivo de la cámara y esperar que pase la tormenta. Pero, entonces, en la clandestinidad de los amantes que no son ya más que borrosos recuerdos del pasado, apareces tú y me pregunto para qué sirve esta noche oscura, llena de sueños, si estoy sola y mi cuerpo lo componen barrancos de tristeza. Me pregunto para qué sirve tanto orgullo, tanto desconocimiento, tanto no-ser.

Me pregunto tantas cosas, pero tan pocas tienen respuesta…El tiempo se duerme y los segundos desaparecen.

La perpetuidad no fue más que un anhelo

No pudimos ser después de todo.

La perpetuidad no fue más que un anhelo.

Nada es eterno, ni tú ni yo ni esta tierra que hoy recoge nuestros pasos.

 

Recordaremos momentos fraguados de silencio,

de desdicha atormentada, de besos y pasiones invictas.

 

Porque te odio y te amo.

Porque te pierdo en el camino y te alcanzo en las noches de solitarias lunas de deseo.

 

Pasó el amor, quizá también la luna, entre nosotros y nos devoró los cuerpos.