A veces el corazón es como una estación abandonada. Todo se resume en pedazos que nadie recoge, que a nadie importan. Poco a poco se va deteriorando y es difícil seguir adelante sin algún apoyo, pues a nadie le interesa una estación en la que los trenes nunca se detienen, nunca esperan, nunca saludan. Sólo son un reflejo efímero que se difumina rápido ante cualquier mirada, ante cualquier pasajero.
Sí, pasar por ellas es como viajar en el tiempo
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Uno de mis pasatiempos aquí en Argentina, cada vez que puedo, es fotografiar estaciones de tren abandonadas, he llegado a viajar 1.200 kilómetros haciéndolo, debo tener fácil más de 60, me pasa a mi, que siento los tránsitos esas energías, me reconforta en algunos casos, a pesar de ver la destrucción material, encontrarme alli.
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Sí, para mí visitar algunas estaciones es una especie de viaje en el tiempo lleno de reflexión. Además, en la zona donde vivo de España hay unas cuantas así. Un abrazo.
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